domingo, 25 de abril de 2010

Hoy por ti, mañana por mi

Mi querido Chiche,
Voy a comenzar haciendo referencia, mediante el uso de mi vasta formación universitaria, a una parábola. Espero la puedas apreciar (confío en vos, pero no puedo evitar pensar que la ingesta de cereales con salsa de soja en el desayuno deben tener algún efecto a nivel sináptico). Se trata de la conocida fábula del sapo y la lección de astrología. ¿A quién no se le ha caído una lágrima cuando el sobrino-renacuajo intenta reelaborar la teoría de la etiología del riñón puertorriqueño y se la envía por correo certificado a Lavoisier? La moraleja es evidente: nunca hagas negocios con un socio que tenga antecedentes criminales.
La conexión está hecha. El resto lo debes resolver vos. Déjame agregar que ese empleado con claros indicadores de sobrepeso (sudoración, fobia a los desodorantes, necesidad imperiosa de sentarse encima de goma de mascar) que trabaja en tu carnicería, tiene un coeficiente intelectual de dos cifras y tiene dificultades para sumar. La última vez que pasé por allí, compré un kilogramo de lomo, dos de cuadril y dos cuartos de pollo. La suma resultó negativa, al punto en que tuvo la delicadeza de pagarme doce pesos con veintiséis centavos, lo que considero un gasto innecesario de tu parte.
Espero mi consejo haya sido de ayuda,
Tuyo,
Mopty.
P.D.: Esos dólares de los que hablas han sido donados oportunamente – por convicción – a un centro de investigación para pacientes con rinosomatosis, una enfermedad de reciente aparición, que consiste en la inhalación de oxígeno, y la exhalación sorpresiva de dióxido de carbono. Cómprala aquí.

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